¿Balance de blancos? ¡Aclara tus dudas aquí!

“Te toca hacerle white balance antes de tomarle foto…”, te dicen… Y quedas ¡perdidísimo! Peor que el meme de la mujer confundida entre fórmulas matemáticas!

 

Tranquilo, ¡no hay por qué cantar “¡pánico, pánico, pánico!” como la canción de reggae!

Primero, definamos qué es el white balance o, en español, el balance de blancos. El balance de blancos (White Balance, WB) es un control de la cámara que sirve para equilibrar los niveles de los colores básicos rojo, verde y azul (RGB, por su inglés, red-green-blue). La idea es que la parte más brillante de la imagen aparezca como color blanco y la menos brillante como negro. Si realizamos el balance de blancos correctamente, esos blanco y negro serán puros, no tendrán ninguna dominante de color. Este control, dependiendo de la cámara que uses, puede ser automático o manual.

Ok, pero ¿para qué necesitamos el balance de blancos?

Los colores que nuestra cámara registra, dependen de la iluminación y la luz que tenemos en el ambiente no es siempre la misma. Como sabemos, esta luz puede ser natural o artificial, y además puede tener una temperatura de color diferente. Puede ser más fría; es decir, tender más hacia tonos azulados; o bien, ser más cálida e inclinarse hacia tonos amarillos, anaranjados o rojizos. Por eso, los tres componentes de color RGB (rojo, verde, azul) normalmente no están distribuidos de manera equilibrada.

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Por ejemplo, en un día nublado, la luz predominante será de un tono azulado, mientras que en una habitación iluminada con bombillas incandescentes o de tungsteno, predominará el rojo. Entonces, el balance de blancos es precisamente para decirle a nuestra cámara qué temperatura de color hay en el ambiente, para que ella pueda establecer cuál es el color blanco y ajustar, a partir de él, el resto de tonos de la fotografía. 

Puede que ya estemos más claros con el balance de blancos; no obstante, hay otro concepto que está intrínsecamente ligado a él, y es la temperatura de color. Ésta se mide en Kelvins. Por ejemplo, la luz del día tiene alrededor de 6.500 Kelvins (6.500K). La luz cálida tiene una temperatura de color baja, este es el caso del atardecer, que tiene alrededor de unos 4.000K. La luz fría tiene una temperatura de color más alta. Las noches con luz azulada tienen alrededor de 7.500K.

Y bueno, la parte más interesante es cómo se unen ambos conceptos, tanto balance de blancos como temperatura del color, para conseguir una foto con armonía: si tienes una escena demasiado cálida, habrá que añadirle un poco de frío y, si en cambio, tienes una imagen demasiado fría, deberás añadirle algo de calor.

Podemos encontrar 4 modos de balance de blancos distintos:

Modo automático: El modo automático puede funcionar correctamente en ciertas situaciones con luz bastante neutra, pero no será tan preciso cuando tengamos una iluminación diferente, que vire a algún tono más azulado o rojizo. Usualmente, este modo lo encontrarás en tu cámara con sus siglas en inglés “AWB” (automatic white balance o balance de blancos automáticos).

Modos semiautomáticos o Presets: En todas las cámaras vamos a encontrar también los modos semiautomáticos o presets. Estos modos configurarán el balance de blancos para ciertos ambientes específicos estándar. Así pues, nosotros le indicaremos a la cámara en cuál nos encontramos, y ella compensará la luz en base a ese preset. Cada cámara te ofrecerá unos balances diferentes (tungsteno, fluorescente, sol, sombra, nublado, flash...)

Personalizado: Muchas cámaras nos van a ofrecer la opción de indicarles manualmente qué luz que hay en el ambiente, utilizando el balance personalizado. Para esto, debes tomar una foto sobre una superficie blanca o de color gris neutro que se encuentre en el lugar, como una pared o una hoja de papel. Además, también existen las llamadas "carta de grises". Éstas te ayudan a siempre contar con una superficie blanca, gris neutro y negro. Después de hacer una captura de esta superficie, la cámara establecerá ese color como blanco o gris puro, y ajustará el resto de colores de la toma en base a ese tono.

En Kelvins o de forma manual: seguro has escuchado cuando algún fotógrafo indica “ponla en 1200”… Bueno, cuando escuchas algo así, se refieren a los Kelvins. Es decir, qué Kelvin hay en el ambiente, para compensar esa iluminación y ajustar todos los tonos de la toma. Es por esto que la escala de Kelvin "funcionará al revés" que la escala que hemos visto. Es decir, la cámara no va a disparar a ese número Kelvin, sino que intentará equilibrar los colores que habría en un ambiente con esa temperatura de color.

Te Veo Blog espera que hayas comprendido la importancia del balance de los blancos al momento de tomar una fotografía o video. Recuerda que no puedes depender de tu ojo… Y esto no es cuento… Tu ojo compensa esta diferencia de colores en la luz y de temperatura de color, pero nuestra cámara no puede hacerlo de igual manera, y por eso en muchas ocasiones puede que hayas disparado una fotografía y te ha salido de un tono muy diferente a lo que “veías”.

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